Capítulo 32.
Jimin caminaba unos pasos delante de Taehyung, observando con cautela a su alrededor mientras trataban de avanzar sin hacer ruido. Cuando estuvieron cerca de la oficina de Lucius se escondieron atrás de la pared del pasillo, pues los sabuesos vigilaban la puerta.
—¿No me veo demasiado ridículo con esto? —murmuró, ya no estaba tan convencido como antes, y Jimin volteó a verlo.
—Ridículo es poco... pero ahora eso no importa así que concéntrate.
Taehyung resopló, pero obedeció y prestó atención. Cuando los sabuesos se dieron la vuelta y se fueron, los amigos se movieron rápidamente a la oficina pero se agacharon debido a la gran ventana, ya que si estaban parados Lucius podría verlos desde dentro.
Con cuidado ambos se alzaron un poco para ver lo que ocurría en el interior. Lucius se encontraba en una esquina, hablando con la chica que había entrado.
Taehyung frunció el ceño, intentando escuchar la conversación, pero estaban demasiado lejos para captar las palabras. Sin embargo, la actitud de Lucius y la chica es tensa, hasta casi conspirativa en cierto punto.
El prestamista le entregó un sobre a la chica, quien lo guardó rápidamente.
—No escucho nada, pero creo que sí está involucrado —dijo Taehyung en voz baja
Jimin mantenía la mirada fija en Lucius, basado en lo que veía eso confirmaba que estaba involucrado, pero algo no le cuadraba aún, ¿por qué querría él envenenarlo cuando Jungkook nunca le había hecho algo?
—No tiene sentido —dijo más para sí mismo que para Taehyung. ¿Por qué se expondría él solo?, porque aunque tratara de echarle la culpa al final él también terminaría preso.
Sin embargo, antes de que pudieran pensar más, Lucius y la chica empezaron a dirigirse hacia la puerta. Jimin agarró a Taehyung del brazo e hizo que ambos se escondieran en uno de los demás cuartos del edificio sin importar cuál fuera.
Contuvieron hasta la respiración cuando Lucius y la chica pasaron cerca de la puerta, pero finalmente, salieron del edificio seguidos por Mark y Eril. Luego, esperaron unos segundos más antes de salir de su escondite.
—¿Y ahora qué? —preguntó un poco nervioso.
—Entremos a su oficina.
Ambos se dirigieron a la oficina de Lucius y por fortuna no estaba cerrada con llave. El interior de esta era elegante y minimalista, con un gran escritorio de caoba y estanterías llenas de libros y documentos. El ojiazul comenzó a revisar los cajones y archivos mientras Taehyung se quedaba haciendo guardia cerca de la puerta.
—¿Sabes lo que estás buscando? —inquirió.
—Los documentos originales de esas pruebas falsas, las que encontré eran copias. Si fue Lucius entonces las originales deberían estar aquí —dijo sin ver a su amigo, concentrado en buscar.
Taehyung asintió, aunque su nerviosismo era evidente. Jimin continuó buscando, sacando papeles y revisando cada rincón de la oficina, pero hasta ese momento no pudo encontrar nada. Ante eso el rubio se sumó a la búsqueda.
—Jimin, ¿y si no encontramos nada? —revisaba algunos cajones que faltaban por revisar.
—Si no encontramos nada aquí, seguiremos buscando. Pero si hay algo que pueda demostrar mi inocencia lo encontraremos.
Siguieron revisando la oficina en silencio, conscientes de que cada segundo contaba. Jimin sabía que podrían estar en peligro si eran descubiertos, pero aún así tenía que encontrar algo.
Minutos más tarde, parecía que no encontrarían nada hasta que Jimin encontró un cajón escondido en la parte de abajo del escritorio del prestamista. Lo abrió y al esculcar notó que habían varias carpetas, pero observó una en especial, era negra y marcada con las iniciales "J.H." en letras rojas y en cursiva.
Al abrirla, sus ojos se abrieron en grande al leer el encabezado del contrato: un acuerdo firmado entre Jeon Hyuwon y Lucius Santana, fechado hace varios años.
Taehyung, quien vigilaba la puerta nuevamente, escuchó un ligero ruido en el pasillo. Se giró rápidamente hacia Jimin.
—Creo que ya están de regreso —susurró con urgencia—. Jimin, están de regreso.
El castaño miró a su amigo, y asintió con la cabeza. No tenía tiempo para leer todo lo que estaba escrito en los papeles pero sin pensarlo mucho arrancó la primera hoja que mencionaba el acuerdo, la guardó en su bolsa del pantalón y volvió a guardar la carpeta mientras los pasos en el pasillo se hacían cada vez más audibles.
Taehyung se alejó de la puerta, acercándose a Jimin. No podían salir por la puerta y la desesperación se hacía presente.
—Si nos atrapa estaremos muertos —dijo el rubio sintiendo que la presión se le bajaba.
—No lo hará —dijo Jimin con determinación, sostuvo del brazo a su amigo y se dirigió a la ventana. Abrió esta y observó hacia abajo.
—No estarás pensando...
Jimin dio un último vistazo hacia la puerta antes de forzar a Taehyung a saltar junto con él hacia el contenedor de basura en el callejón de abajo. Cayeron con un ruido sordo, amortiguados por bolsas de desechos, pero logran aterrizar sin lesiones graves. Posiblemente sólo tendrían un leve dolor de espalda al siguiente día.
Justo cuando se acomodaron en el contenedor, la puerta de la oficina se abrió y Lucius entró. Él caminó hacia su escritorio, sin percatarse del caos en el contenedor afuera. El prestamista no notó nada fuera de lugar mientras se sentaba en su silla de cuero, encendió un cigarrillo mientras pensaba en la información que Hyuwon había mandado a pedirle con Melty, la chica que llegó.
Jimin y Taehyung salieron del contenedor de basura, ambos cubiertos de residuos y con la adrenalina aún bombeando en sus venas.
Empezaron a caminar alejándose del edificio mientras Taehyung se quitaba la peluca para volver a acomodarla, pues durante la caída una parte de esta se había soltado de los ganchitos.
—Dios mío, pensé que nos atraparían. ¿Pudiste encontrar algo?
Jimin asintió con la cabeza y le mostró la hoja que había guardado.
—¿El tío de Jungkook y el prestamista tuvieron un trato? —dijo el rubio incrédulo después de leerlo.
—Eso parece.
—¿Pero qué tipo de acuerdo?
—No lo sé, no pude leer más. Pero con esto me pude dar cuenta de que el prestamista no está detrás del envenenamiento ni de las pruebas falsas.
Taehyung detuvo su andar, seguido por Jimin.
—¿A qué te refieres? ¿Entonces quién...?
—Jeon Hyuwon.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué haría algo así?! Jungkook es su sobrino, son familia.
—Tengo que contarte algo —dijo—, pero cuando lleguemos a casa.
✧✦✧
Jimin y Taehyung se encontraban sentados en la mesa de la cocina del departamento de Jungkook, ya bañados y con ropa limpia.
Ayla estaba durmiendo en el moisés, y el silencio en el ambiente era pesado, solo interrumpido por el sonido del agua hirviendo en la tetera.
Jimin había decidido que era el momento de hablar sinceramente con su amigo y contarle todo.
—Retomemos la conversación que dejamos pendiente.
Taehyung alzó la vista de su taza de té, notando la seriedad en los ojos de su amigo.
—Te escucho —dijo, dejando la taza a un lado.
Jimin tomó un poco de aire, intentando calmar sus nervios.
—Sé que Hyuwon fue quien envenenó a Jungkook. Él lo hizo para quitarlo del camino y quedarse con la empresa.
—No entiendo.
—El testamento del padre de Jungkook tenía una cláusula, en ella decía que si Jungkook no se casaba, Hyuwon tomaría posesión de todo.
Taehyung frunció el ceño, tratando de procesar la información.
—¿Entonces eso significa que Hyuwon...? —comenzó a decir, pero se detuvo, pensando en la gravedad de la situación.
—Sí —asintió Jimin con firmeza—. Hyuwon necesita que Jungkook esté fuera del juego para tomar el control de la empresa y de toda la herencia. Y para lograrlo, lo envenenó. No tengo pruebas directas, pero todo apunta a él. La policía lo está investigando, tuvo un trato con Lucius y debo decir que no le caigo bien, pero eso no es lo importante.
Hizo una leve pausa para sacar del fuego la tetera de metal.
—Parece que con la pruebas falsas trata de que la culpa caiga en mí y en el prestamista, entiendo porqué me quiere culpar pero no sé exactamente porqué involucrar a Lucius. Aunque tengo la sospecha de que tiene que ver con ese acuerdo que hicieron hace años. Como sea, él es el único que se beneficia de esto.
El silencio cayó entre ellos unos momentos, pero Taehyung no dejaba de analizar la información y atando los cabos.
—Jim... si todo esto es verdad... ¿qué hay de tu matrimonio con Jungkook? ¿Te casaste con él por amor o... fue solo un trato?
Jimin bajó la mirada, sabía que no podía mentirle a su amigo, pero tampoco quería que Taehyung pensara mal de él.
—Fue un trato —admitió Jimin con pesar—. Jungkook y yo nos casamos para cumplir con la cláusula del testamento y para que yo pudiera pagar mi deuda con Lucius. Fue un acuerdo entre nosotros.
—Claro, por eso su boda fue tan inesperada —se rió levemente pero porque no lo podía creer—. Algo en mí me decía que todo eso era raro cuando dijiste que te habías enamorado de un día para otro.
—No fue amor lo que nos unió al principio —confesó.
El rubio se quedó en silencio, asimilando la confesión de su amigo. Podía ver el conflicto en los ojos de Jimin, la lucha entre la verdad y lo que realmente sentía. Después de unos segundos, Taehyung habló.
—Jim, sé que no es mi lugar para juzgar, pero si todo solo es un negocio para ustedes, no deberían seguir con esto. Jungkook se merece más que eso... y tú también, si ninguno se quiere nada terminará bien.
—Yo me enamoré de él en el poco tiempo que convivimos juntos, ese tiempo fue suficiente para saber que Jungkook es el amor de vida —dijo con lágrimas en los ojos—. Lo amo, Tae.
—¿De verdad?
Jimin asintió con la cabeza.
—Estoy decidido a quedarme a su lado sin importar cómo empezó todo. Porque ahora, sé que lo que siento por él es real y nada me haría más feliz que permanecer a su lado por el resto de mi vida.
Taehyung sonrió comprensivo, colocando una mano sobre la de Jimin en señal de apoyo.
—Si es así, entonces no puedo decir más. Que no importe como inició la relación entre ustedes, sino que importe como seguirá de ahora en adelante.
—Gracias, Tae.
Taehyung negó con la cabeza.
—Bien —dijo el rubio un poco más animado—. ¿Entonces ahora qué haremos para proteger a mi cuñado y para encontrar los documentos reales?
—Ya pensé en algo, creo que hay una persona que puede ayudarnos.
✧✦✧
La luz del atardecer entraba por las grandes ventanas de la sala de estar, iluminando el rostro tenso de Jimin mientras sostenía un sobre entre sus manos. Frente a él, el Sr. Hongseok lo observaba con calma, esperando a que encontrara las palabras para comenzar.
Finalmente, respiró hondo y rompió el silencio.
—Señor Hongseok, hay algo que necesito mostrarle —dijo Jimin, intentando mantener su voz firme—. He encontrado algo que podría cambiar las cosas con respecto a la investigación de la policía.
El Sr. Hongseok se enderezó en su asiento, su mirada fija en Jimin, que sacó del sobre varios papeles y los colocó sobre la mesa. El abuelo se ajustó las gafas y empezó a examinarlos detenidamente.
—Estos papeles aparecieron en mi apartamento —explicó Jimin, señalando los documentos falsificados que lo implicaban en el intento de asesinato de Jungkook—. Están tan bien hechas que cualquiera que las viera pensaría que yo fui quien intentó envenenarlo.
El Sr. Hongseok frunció el ceño mientras seguía leyendo, claramente perturbado por lo que veía. Claramente todo lo que decía era falso, él sabía quién era el verdadero responsable.
—Esto es grave... muy grave —su voz era calmada, pero se podía percibir la preocupación detrás de sus palabras.
—Lo sé. Pero eso no es todo —dijo Jimin, sacando un documento adicional y colocándolo frente al Sr. Hongseok—. Esto lo encontré en la oficina de Lucius Santana.
—¿Quién es ese tal Lucius?
Jimin le explicó quien era, o bueno, lo poco que sabía. Ya después retomó el tema.
—Es un contrato que menciona un acuerdo entre él y Hyuwon, aunque no especifica detalles. No puedo decir con certeza qué es lo que acordaron, pero esto demuestra que Hyuwon está involucrado con Lucius de alguna manera.
El Sr. Hongseok tomó el contrato y lo leyó en silencio. Aunque no revelaba los detalles específicos, el simple hecho de que existiera un acuerdo entre Hyuwon y Lucius era suficiente para hacer sonar sus alarmas.
—Hyuwon quiere quedarse con la empresa, señor Hongseok. Y no sé hasta dónde es capaz de llegar para conseguirlo. Si lo que sospecho es cierto, él es quien está detrás de todo esto, del envenenamiento de Jungkook y de fabricar estas pruebas en mi contra.
—Hyuwon... —murmuró el Sr. Hongseok, con una mezcla de tristeza y decepción en su voz.
—Señor Hongseok, yo realmente no sé que hacer con estos documentos. Temo que si los llevo a la policía crean que yo fui el responsable, no sé que hacer así que por eso estoy acudiendo a usted. Por favor ayúdeme, no quiero pagar por algo que no hice y tampoco quiero que Jungkook vuelva a estar en peligro. Sé que puede ser difícil creer lo que digo dado que es su hijo, pero...
—No Jimin, está bien —interrumpió—. Creo en lo que dices, te confesaré algo. Cuando la policía tomó mi declaración acusé directamente a Hyuwon por lo ocurrido a Jungkook.
—¿De verdad?
El señor Hongseok asintió con la cabeza.
—No te preocupes, hijo. No dejaré que Hyuwon te culpe de sus acciones, mucho menos permitiré que le haga daño a mi nieto otra vez. Así que déjame esto —señaló los papeles—, yo me encargaré de todo, no te preocupes más.
El teléfono de Jimin sonó y con una expresión de sorpresa, miró el nombre del contacto en la pantalla. Era el Dr. Lee. Rápidamente contestó con su corazón acelerado.
—¿Sí, doctor Lee? —dijo Jimin.
—Jimin, Jungkook ha despertado del coma.
Jimin cortó la llamada y volteó a ver al Sr. Hongseok, quien también estaba atento.
—¿Qué dijo el doctor? —preguntó el Sr. Hongseok, con un tono preocupado al ver la expresión en el rostro de Jimin.
—Jungkook despertó del coma —anunció con un brillo en los ojos y con una sonrisa enorme en sus labios—. Tenemos que ir al hospital ahora mismo.
Se levantó de inmediato y también el señor Hongseok.
—Ve tú hijo, yo iré después —dijo, pese a que deseaba ver a su nieto lo más pronto posible, tenía que empezar a actuar ya mismo para proteger a Jimin y también a Jungkook.
—Entonces nos vemos luego, gracias por su ayuda.
—Mantente alerta y asegúrate de cuidar a Jungkook, ahora más que nunca debemos protegerlo.
Jimin asintió con la cabeza y salió rápidamente de la casa.
✧✦✧
Jimin entró en la habitación del hospital, al abrir la puerta y ver a Jungkook en la cama, se quedó paralizado en el umbral. Sus ojos se llenaron de lágrimas, incapaz de creer que lo que veía era real.
Jungkook, con el rostro aún cansado y débil, estaba despierto y consciente. La visión de su amado, tan frágil pero vivo, era un sueño que Jimin temía que no sucediera. Durante unos momentos, no pudo moverse, su mente estaba abrumada por una mezcla de miedo y esperanza, y las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.
La habitación se sintió inmensa y silenciosa, el único sonido era el de las máquinas que monitoreaban a Jungkook.
El pelinegro, al notar la presencia de Jimin, giró su cabeza lentamente hacia él. Aunque sus fuerzas eran limitadas, esbozó una sonrisa tierna, un gesto que hizo que el corazón de Jimin se rompiera y se reconstruyera al mismo tiempo.
—Jimin... —dijo Jungkook, su voz débil pero clara.
Escuchar su voz hizo que Jimin reaccionara de inmediato. Sin pensarlo, se acercó a la cama de Jungkook con pasos apresurados. La emoción en su rostro era notorio, y el dolor que había llevado durante días se derramó en cada lágrima que caía.
Jimin se arrodilló al lado de la cama, tomando la mano de Jungkook con delicadeza. Sus lágrimas cayeron sobre la manta mientras miraba esos ojos verdes que tanto amaba.
—Jungkook... —susurró Jimin, con la voz rota—, estaba tan asustado, temía que no despertaras —su voz era entrecortada, cargada de una emoción cruda y sincera.
El ojiverde intentó apretar la mano de Jimin, un gesto débil pero lleno de cariño. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba a Jimin, sus ojos reflejaban tristeza pero al mismo tiempo amor.
—Lo siento.
Jimin negó con la cabeza, inclinándose más cerca de la cama. La tristeza y la alegría se entremezclaban en su corazón, creando un torbellino de sentimientos.
Con voz temblorosa, continuó hablando.
—Te extrañé tanto —dijo mientras lloraba.
Jungkook sonrió con suavidad.
—Yo también te extrañé, Jimin. Más de lo que puedes imaginar.
—¿De verdad?
—Mientras estuve inconsciente, pude reflexionar en muchas cosas. En como la vida se puede ir un segundo y en como me arrepentiría si tuviera que morir antes de haberte dicho lo que realmente siento.
Jimin secó sus lágrimas con el dorso de su manita libre.
—¿A qué te refieres?
—En que ya sé cómo sería mi vida sin ti y Ayla a mi lado. Ya me acostumbré mucho a ustedes dos, a su presencia y el como hacen que ya no me sienta tan solo.
—¿Estás diciendo lo que creo que es? —su corazón estaba latiendo a mil por hora.
—Me he enamorado de ti.
Jimin, con el corazón desbordante de emoción, tomó una mano de Jungkook y la sostuvo cerca de su rostro.
—Yo también te amo Jungkook y ya no puedo vivir sin ti, no quiero.
El ojiverde movió su mano libre para acariciar el rostro de su amado, con una ternura que hacía que la tristeza anterior se disipara en el aire.
Jimin por su parte, se puso de pie y se inclinó hacia Jungkook, quién lo miraba con una mezcla de amor y vulnerabilidad. Con las lágrimas aún brillando en sus ojos, no pudo contener más sus sentimientos, su respiración se volvió entrecortada mientras se acercaba lentamente al rostro de Jungkook.
La distancia entre ellos se redujo hasta que sus labios se encontraron en un beso suave y tierno. El contacto fue suave al principio, un roce delicado que reflejaba la profundidad de sus emociones.
Nada similar a los besos anteriores.
Luego, el beso se volvió más intenso, como si cada toque de sus labios transmitiera todo el amor y el deseo que habían guardado durante tanto tiempo. Jungkook respondió al beso con igual fervor, sus manos temblorosas moviéndose para rodear el cuello de Jimin, atrayéndolo aún más cerca. Cuando finalmente se separaron, ambos se miraron a los ojos.
—Te amo —susurró Jimin, su voz llena de un cariño que resonaba en cada palabra.
—Yo también —respondió Jungkook con su mirada fija en el ojiazul.
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